Las joyas que esconde Santa Catalina

Un grupo de voluntarios, ya jubilados, son los encargados de mostrar a los visitantes cada uno de los rincones que alberga este monasterio ubicado en Ares

 

Divulgar la riqueza patrimonial del Monasterio de Santa Catalina es el objetivo principal de las visitas guiadas que se organizan todos los domingos durante los meses de julio, agosto y septiembre.

Los encargados de enseñar todos los rincones del monasterio son un grupo de voluntarios de la Confederación Española de Aulas para la Tercera Edad (Ceate). El conjunto de guías lo forman habitualmente tres personas, aunque están a punto de tener una nueva incorporación. «Estamos todos jubilados ya, así que hacemos una formación para poder ejercer como guías en Santa Catalina», cuenta una de ellas, Celsa Formoso.

 

Esta iniciativa surge porque Formoso participó antes como voluntaria en otro museo de A Coruña, así que «decidimos junto con Ceate hacer esto en el monasterio de Santa Catalina, para ayudar a darlo a conocer». Además, cuenta que otro de sus objetivos es «intentar que los vecinos de Ares, y también los de Mugardos, se impliquen en esto». Pone como ejemplo las actividades que se llevan a cabo en los jardines de la propiedad: «Era una zona que los monjes utilizaban como huerta. Hace un par de años, el Ayuntamiento de Ares llevó allí a cabo un proyecto en el que replantaron el huerto con frutales autóctonos. Y ahora también vienen niños de colegios de la zona a replantar».

Para poder disfrutar de una de estas visitas guiadas, tan solo es necesario estar en la puerta del monasterio el domingo a las 12.30 horas. No hay que inscribirse previamente, ni hay límite en el número de personas que puedan acceder. «El primer fin de semana que lo hicimos, el 2 de julio, vinieron más o menos 15 personas. Pero este último domingo ya eran alrededor de 30», comenta Formoso. «Somos tres guías, así que en caso de que viéramos que viene mucha gente, nos repartiríamos en varios grupos y así iríamos rotando las zonas del monasterio que vamos enseñando».

 

Su historia

En este monasterio de Santa Catalina se hospedaron durante más de 400 años monjes franciscanos de la orden tercera, cuando Fernán Pérez de Andrade lo fundó en 1393. «Una vez abandonan el lugar, el monasterio entra en subasta. Estuvo varios años así, porque nadie se interesaba por él. Hasta que un jurista de Ferrol compra los terrenos que hay alrededor», explica Formoso. «Más tarde, en el año 1897, el ejército reclama la propiedad para la defensa de la entrada al puerto de Ferrol. Durante más de 100 años pertenece a los militares. Actualmente siguen siendo los dueños, aunque no lo utilizan. Por eso el Concello de Ares pidió una cesión de la propiedad, que se renueva cada cuatro años. No pueden hacer ninguna actividad que suponga algún beneficio lucrativo, pero sí pueden utilizarlo para bienes sociales y culturales», añade.

 

Aunque en su inicio era Románico, en el siglo XVIII se llevó a cabo una reforma «y ahora ya casi no queda nada de ese estilo».

Una vez dentro del monasterio de Santa Catalina se pueden encontrar todas las joyas que guarda en su interior y «que son muy valiosas», como apunta Formoso. Por ejemplo, «hay unos restos de unos frescos que fueron descubiertos por los militares cuando estaban haciendo trabajos en el edificio. Está situado en uno de los dos claustros que tiene el monasterio, y es del Renacimiento», comenta la guía, «por suerte, cuando los militares se dieron cuenta de lo que estaban descubriendo lo trataron con mucho cuidado».

 

En cambio, existen otras que ni siquiera se encuentran dentro del propio monasterio aresano. Ejemplo de ello es la lápida fundacional de 1393, que se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña.

 

Fuente: La Voz de Galicia

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