Comienzan las visitas guiadas al monasterio de Santa Catalina de Ares
Divulgar la riqueza patrimonial del monasterio de Santa Catalina de Montefaro, en Ares, es el objetivo de las visitas guiadas, organizadas por la Asociación de Amigos del cenobio
Divulgar la riqueza patrimonial del monasterio de Santa Catalina de Montefaro, en Ares, es el objetivo de las visitas guiadas que, organizadas por la Asociación de Amigos del cenobio, arrancaron ayer con una tímida participación. Al frente de la propuesta estuvo Rogelio Pérez Varela, uno de los voluntarios de la Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad que ayer hizo de anfitrión de una edificación que recorre con la soltura de quien es conocedor de todos sus entresijos.
La visita parte de la entrada del monasterio donde un torreón, “reformado en el siglo XVIII”, recibe al visitante. “El monasterio es muy anterior, fue fundado en el siglo XII por los condes de Traba, y donado posteriormente a la Casa de los Andrade”, explica Rogelio Varela. La siguiente parada en el recorrido es el patio de la Hospedería. “Como todo monasterio tenía un régimen de acogida del que quedan como vestigios las conchas de peregrinos que se pueden ver en las bases de alguna de las columnas del patio”, indica como dato curioso. Tras pasar por distintas dependencias, salones menores y mayores, se llega al patio del clero regular “con unos capiteles muy historiados de estilo gótico”, recuerda. “Luego hay otras zonas que solo enseñamos de forma puntual”, explica este voluntario, “como son algunos balcones de los patios cuyos accesos no son muy seguros”.
Se llega luego a la capilla del monasterio que aún conserva un retablo de estilo barroco sobre el que, no en balde, pesa el transcurso de los siglos. “Esto fue un monasterio franciscano que llegaron a habitar hasta 32 monjes que fueron expulsados con la desamortización de Mendizábal para pasar luego a manos del ejército, –fue cuartel de Artillería– que adaptó muchas zonas a su nueva funcionalidad”, explica Rogelio Varela. Las imágenes religiosas están hoy en día en iglesias de Ferrol.
Entre las riquezas de esta edificación sobre la que la asociación urge a las administraciones –Concello, Diputación y Xunta– un plan de rehabilitación, destaca los frescos renacentistas “descubiertos tras el cemento” que el visitante también puede apreciar en el recorrido de no más de dos horas.